13.10.09

CATÁLOGO

Texto de Francisco García González para el catálogo de la exposición La Hora De Crear en la galería ARTE 7 del Centro Cinematográfico YARA el martes 18 de marzo de 1997 a las 5:30 pm. Palabras de inauguración: ARES · Curaduría: Israel Castellanos León · Promoción: Jorge Alberto Piñero (JAPE) · Foto catálogo: Alejandro Ernesto · Transporte: Pupo


LA HORA DE CREAR

El ensayo "Patria, humor y grandeza (La Risa Cubana)", del escritor Enrique Del Risco comienza con una anécdota apócrifa y responsable, en la que el doctor Grau San Martín, en un mítin electoral en 1944 ó en 2044, evitando fechas intermedias, introduce, en medio de exaltados gestos, un leve guiño en su ya complaciente slogan político: "La cubanidad es humor". ¿Cuántos votos del total conseguirá obtener? Se preguntan Enrisco y el candidato.

Lauzán (como el día que fue sorprendido en el acto o camino más "trascendental" de la meditación, armado de las páginas, en las que semanalmente imprime con visión caótica situaciones universales e incomprensibles para casi la mayoría de los sencillos y privilegiados lectores) pretende hacernos reír. Y si nos acordamos —quien pueda— de la relación existente entre humor, "gracia hermanada a la ironía", y el cubaneo, "soberana inconsistencia de tirarlo todo al relajo", creo que Lauzán roza esa última instancia. Pero también un día Juan Ramón Jiménez le preguntó a un gran escritor cubano: "¿Por qué se ríe, usted Lezama, si todo es tan triste?"

Rebasando formato y soporte de un publicación periódica y el ya citado humor universal del dedeté. Lauzán expone obras que evidencian el eco de campañas forjadas a través de consignas que definen la grandeza de un pueblo elegido para algo faraónico al parecer: un diminuto pájaro ha perdido sus ojos en el mismo marabú, desaparecido por una proeza juvenil de la topografía cubana; un machetero, Rey de los campos de Cuba, que nada tiene que ver con el Tilín García de Carlos Enríquez, pero al que la preferencia de gusanitos, babosas, pájaros y lagartos anuncian la inmortalidad del único Rey de nuestros campos y de su faena: Espada Láser, "sin azúcar no hay país".


Otras piezas se insertan en lo que va siendo un hábito en la pintura cubana "postmoderna" (depende del tiempo que usted dedique a leer en el baño) las apropiaciones de obras universales o de la plástica nacional. Una criollita de Wilson baila desaforada en el Moulin Rouge de Toulousse Lautrec, refinada y a la vez paródica visión del oficio más viejo del mundo, y del que no por grandes recordamos poco, ¡ah!, la memoria, la memoria. Una naturaleza muerta de Claesz en la que la bandeja ha sido desprovista de frutas, en ella aparece con gracia casi extraterrestre una caja de jugo TROPICAL ISLAND, producto nacional al alcance de todo... de todos los que puedan alcanzarlo. Una pelea cubana contra el alcoholismo, obra en la que el juego con el título presenta el final de un combate entre un oso polar y lo que se supone que fue nuestro primer mártir: el oso blanquísimo y foráneo ha vencido, el indio quemado una vez, desaparece ahora en el estómago de la bestia.

Cabe otra regunta, ésta la hizo Milán Kundera: "Cómo ser riguroso en el análisis del mundo y el mismo tiempo responsable de las ensoñaciones lúdicas?" Por suerte o por irresponsabilidad Lauzán nunca respondería.

Volvamos a reír. Lo que Rafael Rojas toma del poeta mexicano Ramón López Velarde: "Por un patriotismo suave": un guante de boxeo inmenso, "NO PASARÁN", el Superbeisbol, iconos que constantemente nos recuerdan quiénes somos, adónde vamos y sobre todo qué ha quedado.

Conceptualmente a estas piezas puede emparentárseles "Paisaje Cubano". Sobre el caballete descansa un marco de los que aún pueden verse en cualquier casa cubana, tosco, de playwood y de increíble diseño. Todos está listo, pero como es la hora de crear Lauzán va al baño, ahí es sorprendido por algún fotógrafo osado, trata de cubrirse con el semanario, ríe, regresa. Entonces, derrama sobre el caballete la más tenue y hermosa bandera, la misma del bravo Narciso y del nostálgico Byrne. Ha desaparecido la estrella. La bandera tiene un halo casi divino como todos los halos. Eso es, por un patriotismo suave ya que "cualquier noción cubana de patria —dice Del Risco— será opresiva e incompleta si excluye sus risas, sean leves o densas, espontáneas o premeditadas".

Finalmente, una historieta instalación. Cuando el narrador Francisco García fue laureado con el premio de Cuento de la revista Revolución y Cultura, nunca se imaginó que alguien pudiera subvertir, adulterar, pervertir o simplemente vacilar su cuento "Con la Maruca". Basada en la historia original, Lauzán, siempre después de ir al baño, hace una versión muy fresca y personal sobre un inusitado soporte de aquel instante auroral. En acrílico sobre forro de un canapé queda impresa una aventura ocurrida el 8 de enero de 1959, entre una prostituta y un joven rebelde. El lance se desarrolla sobre una colombina, otro ícono del pasado, que Francisco García toma prestado a su vez de Ángel Acosta León y es trasladado libérrimamente a los restos de un canapé. La historieta fluye escandalosa en medio de una cubana gozadera. Lauzán ha tenido hasta la delicadeza de incluir una palangana, pues la mujer como todas las pasadas prostitutas, era inseparable de su palangana. ¿Reírse? "La cubanidad es humor". ¿Cuántos votos conseguirá Lauzán?

F.G.

Caimito / Bauta, 27 de febrero de 1997